Compartiendo Sueños




Un día de enero, durante unas atípicas vacaciones de verano familiares, le conté a mi madre un sueño guardado por mucho tiempo en mi corazón. Siempre he pensado que para que esos sueños tan grandes y, casi imposibles, puedan hacerse realidad, es mejor callarlos. Sin embargo, ese día comencé a darme cuenta de que hay una magia especial cuando uno comparte con alguien más una ilusión guardada en el alma.

Esa ilusión, que tal vez nunca pasó por la cabeza de esa persona, empieza a ser una luz y una esperanza para ella también. Y así, al compartirla, más personas se fueron sumando. Les regalé un nuevo proyecto y, sin saberlo ni buscarlo, los invité a soñar.

Ellos me dieron manos cuando las mías estaban ocupadas, claridad mental cuando mi cabeza estaba confusa, fuerzas cuando me sentí cansada y sin ganas de continuar.

Lluvia de ideas, recarga de energía, creatividad, una fuerza creadora inunda tu alrededor… y la ilusión empieza a encontrar su camino.

El sueño que un día fue de Dina y que a través del tiempo y el espacio ha compartido conmigo, y hoy aquí, contigo, vuelve a hacerse realidad.

En cada rincón de esta dulce casita hay un sueño. Inspírate y dale forma a tus anhelos, tus ideas, tus proyectos. Alguien más puede estar cerca, escuchando, con ganas de ayudarte a hacerlos realidad.

¡Anímate a experimentar la magia!